viernes, 9 de marzo de 2012

CARNAGUAU

II CERTAMEN LITERARIO DEL CARNAVAL COLOMBINO 2012

2º PREMIO CATEGORIA INFANTIL


Seudónimo: La perrita chihuahua
Autora: Mercedes Santos Yaque
Edad: 10 años
5º Primaria Colegio "Ángel Pérez" -Isla Cristina (Huelva)


   Habían ganado las elecciones municipales un partido que defendía a los animales y por eso el concejal de festejos además del concurso de agrupaciones, cabalgata y demás actos como la garbanzada, creyó conveniente que durante los días de la semana se realizara un concurso de animales: así el lunes, los gatos; el martes, los perros; y el jueves los restantes animales de compañía dejando el miércoles sin concurso, ya que en ese día se celebraba el entierro del choco.

   Cuando mi madre, que había ido al centro, lo vio anunciado en la tienda de animales que hay nada más entrar en Carrefour enseguida vino y me dijo que había un concurso para perros el martes. Rápidamente la convencí para que me acompañara a comprar tela para hacerle un disfraz a la mía, pues yo tengo una perrita chihuahua que se llama Lana.

   Al llegar, la tienda estaba cerrada y me quedé muy triste pensando de que no podríamos participar en él. Pero mi madre, a la mañana siguiente fue a primera hora a la tienda y compró muchas telas de diferentes colores y brillos porque yo quería que fuese un traje muy alegre.

   Me recogió en mi casa y me fui con ella a su trabajo, donde estuvimos haciéndole el traje ya que no disponíamos de tiempo. Por la tarde llamé a mi amiga Carmen para que acompañase y ella me dijo que sí.

   Como yo quería un traje con muchos colores, decidimos de disfrazarle de “Samba”.

   Mi madre le hizo una falda con muchos volantes, brillos y colores y una chaqueta fucsia a la que le pegamos lentejuelas. El disfraz quedó chulísimo, y mi perra estaba tan espectacular como él.

   Incluso le hicimos un gorro para la cabeza con unos nudos y lazos de los mismos colores que la falda.

   Mi tía Chiqui, también tiene una perrita y cuando vio lo guapa que estaba mi Lana quiso participar. Mi madre tenía un disfraz de bruja que me hizo por Haloween y en diez minutos antes de que empezara el concurso le hizo un disfraz a la perra de mi tía. Le pusimos un gorro hecho de cartulina y forrado con la tela de tul con dibujos de telas de araña y una falda también con la misma tela.

   Nos fuimos corriendo a la plaza donde se celebraba el concurso. La plaza estaba llena de perros disfrazados con sus dueños. Había disfraces chulísimos: de vaquero, de policía, de salchicha...

   Yo salí con ellos en medio de la plaza para que los jueces y todo el público las contemplara a las dos.

   Cuando llegó el momento de dar los premios, yo estaba muy nerviosa y no paraba de dar saltos. Sólo daban tres premios: El primero por el mejor disfraz y el más laborioso; el segundo para el mejor disfraz de pareja: el perro con su dueño; y el tercero para el disfraz más gracioso.

   Los premios eran para los animales: mantas, champús, collares, pelotas, una cama e incluso un corte de pelo y peinado gratis en una peluquería canina y un lote de perfume en una afamada tienda canina.

   Cuando dijeron los premios y escuché que el primero era para mi perra, no pude parar de gritar de alegría y salí corriendo por toda la calle con aquel premio entre mis manos. La gente me paraba para darme la enhorabuena o para decirme lo conseguido que estaba el disfraz de mi perra.

   Este año volveré a participar, pero no voy a deciros de como va a ir disfrazada mi perra, tan sólo os adelanto que es una sorpresa, pues muchas veces los perros se parecen a sus dueños; perdón son los dueños quienes se parecen a sus dueños.

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