lunes, 12 de septiembre de 2016

1996-REVISTA OFICIAL "Escritor"

CARNAVAL HUELVA / CARNAVAL COLOMBINO "Por Blas Miguel Hernández"

Hay tradiciones que, como la energía, cambian, se transforman: jamás desaparecen. El Carnaval es una celebración milenaria que se pega a nuestras biografías como los ciclo naturales. Precisamente en los lugares (la urbe, casi siempre) en los que esos ciclos se han desvanecido como una niebla de impersonalidad y desasosiego han surgido las dudas sobre la vigencia, a veces supervivencia, de una tradición que antecede a la Cuaresma y que resalta los valores del vitalismo, la amistad y el sentido del humos. Como EL QUIJOTE a la novela, el Carnaval es una luminosa parodia de nuestras vidas, un paréntesis saludable donde el destino cambia sus cartas para ofrecernos otro papel, cualquier papel. Como en u caleidoscopio de sensaciones y actitudes, combinamos a nuestro antojo, y durante unos días, todos los papeles del Gran Teatro del Mundo. La vida, entonces, puede ser sueño.

En Huelva, tras el período cerrado e intransigente de la Dictadura, fue posible la recuperación de unos Carnavales que aún alcanzaban la memoria de muchos onubenses. Ha nacido así, o renacido, una nueva tradición carnavalera cuyo vigor sostienen agrupaciones y peñas que, durante todo el año, hacen de la vocación oficio, y de la memoria colectiva un ejercicio amable, esforzado y solidario. La tenacidad de los ensayos, el protocolo minucioso de los preparativos, la participación y calidad de los concursos locales y provincial, la brillantez y simpatía de pasacalles y Cabalgata trazan los significados de una verdad recuperada, de un tiempo (el tiempo de la concordia, el canto y los saludos) que a punto estuvo de escapársenos para siempre.

A la vuelta hoy de estos años de rehabilitación y lucha contra el olvido, podemos ya reconocernos todos en este trozo vivo y palpitante de Huelva. No son pocos los que merecen el agradecimiento, pero somos todos los que tenemos el compromiso de preservar para mañana nuestras mejores tradiciones. Y el Carnaval lo es de un espíritu libre y sincero, capaz de sonreír al prójimo riéndose de sí mismo, pues toda máscara muestra del corazón su región más trasparente.

J. J. Díaz Trilllo
Premio Odón Betanzos 1993

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