viernes, 20 de agosto de 2010

2010-REVISTA OFICIAL, Microrelatos de experiencias carnavaleras: "El Pasodoble"

"Viejo marino"

Cada mañana temprano
yo le veía en el muelle,
entre el crujir de las barcas
paseando su vejez,
oliendo siempre a pescado,
a marisma y a salina,
iba el bueno de Manuel.

Un viejo abrigo cubría
cada pliegue de su piel
y una gorrilla escondía
las canas de quien ayer
fuese un hombre,
marinero que en lucha contra la mar, ay la mar
le fue arrancando el sustento,
para que a su familia nunca le faltase el pan.

Quemó su vida sobre cubierta,
entre los remos de una barquilla.
Cada mañana yo le veía en el muelle
con su gorrilla, su viejo abrigo,
y "toas" sus canas,
desde que un día lo jubilaran
de ese trabajo desde chaval.

Si avisar,
una noche de invierno se marcharía, 
sin avisar,
dejando las mañanas tristes y vacías.
Viejo marino descansa en paz.

Comparsa "A Remo y Vela"
Peña La Noria / Año 1991
Letra del pasodoble: Emilio Gutiérrez Rebollo


Cuando escribí este pasodoble, había escuchado mil historias en mi ámbito familiar sobre los marineros que se jubilaban y el apego que estos sentían hacia ese mar que tanto les había dado y a la vez tanto les había quitado. Sin lugar a dudas también influyó el hecho de que mi padre, después de casi 50 años trabajando en la mar, estaba próximo a su jubilación, así que aprovechando el tipo de marineros que representaba la comparsa decidí hacer esta letra, la cual se convertiría en mi primer pasodoble para una agrupación de adultos, ya que lo que había escrito hasta entonces había sido  para agrupaciones infantiles y juveniles.

   Con este pasodoble me ocurrieron un par de anécdotas que me gustaría reseñar. La primera se produjo cuando estaba a punto de terminarlo, sentado en un banco en la Glorieta de los Marineros con mis papeles a eso de las 20.30h más o menos y se me acercó un individuo con bastantes malas intenciones  y me dijo: "Oye, ¿tu que tienes?", yo que encontraba en aquel momento ensimismado en el final le dije: "Un pasodoble que estoy terminando para una comparsa de carnaval", a lo que me respondió: "Haber como es eso". Le recite el pasodoble (si se lo canto seguro que me atraca), y debió de gustarle porque me dijo: "Muy bien chaval, lo llevas muy bonito", y se marchó dejándome allí con mi letra. Yo recogí mis bártulos y me fui corriendo a casa, no fuese que viniese otro chorizo al que no le gustasen las coplas de carnaval.

La segunda anécdota ocurrió durante el pregón de mi ídolo D. Enrique Villegas en el Carnaval de 1993. Don Enrique empezón su pregón recitando fragmentos de letras que se habían cantado en nuestra fiesta, cuando para terminar dijo: "Ahora para finalizar voy a leer un pasodoble entero...su título es Viejo marino". A mi casi que me da algo en mi butaca del Gran Teatro, mientras D. Enrique desgranaba aquellos versos. Cuando terminó el pregón me lo presentaron y le dijeron: "Este es el chaval que ha escrito el pasodoble", me felicitó y me  dijo: "Lo he tenido que leer entero porque no sabía que quitarle, sigue así". Creo que aquel fue el impulso definitivo para convertirme en "autor de letra" o "letrista", como nos decían en aquella época, y que a mi tanto me gustaba porque sonaba bastante menos pomposo.

Emilio Gutiérrez Rebollo /Autor de Carnaval.

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