viernes, 25 de enero de 2008

Yo fui un independiente

Contar una vida en tan sólo dos páginas es todo un logro, sobre todo para alguien que tiene tanto que decir. José Luis Orta, un carnavalero de los de siempre, nos narra una experiencia, digna de un independiente. Todo un placer, para los que vivimos aquellos años.
Lo bonito de la juventud es que no eres consciente de lo que estás viviendo. Y no es que no lo valores en ese momento, es que no pierdes el tiempo ni siquiera en valorar, te dedicas a vivir, a vivir… y a vivir y seguir viviendo.

Yo fui "un independiente", con todo lo que conlleva ahora decir esa palabra en el Carnaval de Huelva. 20 años más tarde tengo tiempo para "valorar" otras fases de mi vida y para darme cuenta de que fui un privilegiado. Privilegiado por pasar una juventud al lado de unos cafres con una capacidad prodigiosa de transformar lo vulgar en genialidad. Cada día era diferente y era una apuesta por llevar al límite las ganas de pasárselo bien. No habían barreras, ni reglas; si estábamos disfrazados de "Limpiezas a domicilio" lo lógico era subirse en plena noche a un apestoso camión de la basura y cantar cuplés al ritmo de la recogida (cómo olía eso, Dios….). Si eras un piloto en "Aterriza como puedas", lo coherente era que Javier, apodado "el Oreja" por sus gigantescos pabellones auditivos, saltara en semifinales (en mitad del estribillo) al público, evidentemente sin previo aviso al grupo, llevándose, eso sí, tres macetas en su periplo volátil. Repito, saltó al público, no me quiero ni acordar… Viva la Anarquía!. Los repertorios se terminaban la noche que finalizaba el plazo de entrega por la FOPAC al grito de… "Señores, a por aguardiente, que hay que terminar el popurrí"!!!

Redacción: Federico Pérez

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