Este año el Concurso de
Agrupaciones del Carnaval Colombino cumple su treinta edición y la comuna de
los teatreros vuelve a la
Casa Real , a su Gran Teatro, que aunque nos
digan los torpes o los balas “perdías”, seguimos en la lucha como la
rebelión de los callaos, que vuelve cada
febrero avanti tutti, a la isla mágica de sus coplas, que es el paraíso,
nuestro divino tesoro, y siempre con la misma pregunta: Dime si me quieres…
¿Y quién te ha dicho a ti que no sirvo “pa” “albañí”?,
¿Las Manolitas de Tariquejo y sus conejos?
Esas, las viudas alegres que son como la gallina vieja. Pues di tu que
aunque digan que este año no levantamos cabeza, nos cabe la duda, los escamaos
nos dicen y seguro que aquí estará la chirigota del Jesuli, los Rebujitos, los
hermanos Rodríguez y hasta Don Pepito, que esto es como la Hermandad , somos los
voluntarios y como en la guerra del hambre, como un caballero loco que se alía
hasta con el barquero del infierno para formar la romántica trova que cante a
la alcoba de la emperatriz, esa Choquera, a la que estos, los ilusionistas nos
pierde los “sentíos”.
Que no, ya verás como los
aparentadores esos, los intocables, los
serenísimos, tendrán que decir que somos los que levantaron la cabeza, porque
en el fondo nos queremos y aquí estamos, con unas reformas milagritos para esta
pesadilla y con más “caló” que Ojú. Que no ardemos porque no somos los hombres
de paja y ¡cuidao” que boy!, que lo tomamos a cachondeo y me lo paso del
carajo con lo que llevo debajo, porque prefiero la metamorfosis a una
operación de fimosis.
Pues lo dicho en el
trabalenguas, que se escriba también en el bando del sur, que se enteren los de
la esquina y los del ayuntamiento, los niños de la plata , que no somos los
invisibles, que los recortables, la
Huelva carnavalera, la que llaman la soñadora no cuelga aún
el cartel del game over, en español… fin del juego cojones, porque por febrero
el mundo es nuestro.
Blas Miguel Hernández
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