Tras veinte años de lucha con pasodobles, cuplés, tipos, segundas, tenores, en fin, todo lo que encierra veinte años de ensayos, me doy cuenta que esta no es una fiesta de Huelva ni para Huelva, pues aunque tuvo su máximo esplendor en sus comienzos, allá a finales de los 80 e inicio de los 90 nunca se consolidó en su asignatura pendiente; la calle.
Mi experiencia como comparsista ha tenido muchos altos y bajos, he pasado de ser querido a ser echado, de desconocido a ser escuchado, pero siempre ha sido mirando al frente y con las ideas muy claras sabiendo que el tiempo lo pone todo en su lugar. Y yo aún ocupo un pequeño sitio en esta pequeña parcela sin vallar y sin dueño que se llama Carnaval. A veces pienso; qué sería de mi vida si me apartara de este mundo al cual giran mis pensamientos, mis inquietudes, mis aficiones, y creo que se quedaría algo vacía, porque si algo me une a esta fiesta son las amistades, y yo puedo presumir de haber encontrado en ella verdaderos amigos que me motivan y hacen que cada año, vuelva con más ganas si cabe.
Por todo esto debo agradecer al Carnaval, el Carnaval de Huelva, de haber encontrado en mí una faceta que desconocía, pues hasta entonces no sabía que era capaz de escribir mis sentimientos, ni mucho menos darle sentido con un compás, que aún lo escucho y me pone los pelos de punta.
Reflexión: Me siento como una especie en extinción no protegida.
Cristóbal Giraldo Cárdenas
Autor y director de agrupaciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario