(Calle Vázquez López, antigüa Monasterio, donde se levanta el Gran Teatro)
Acostumbraba a salir en época de carnestolendas con un chorizo o salchichón amarrado a un palo, a los que intentaban alcanzar los chiquillos. Gastaba bromas también con un zapato que, en ocasiones, podía ser descomunal, en otras, muy pequeño, aunque siempre, fuese del tamaño que fuese, era "oloroso", etc.
Se le conocía como "El Chato con su zapato".
Fuente: Aquellos incomparables Carnavales de Huelva /A. José Martínez Navarro. 1988
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