jueves, 28 de junio de 2012

1932-A "El Potaje" y a "El Silva"

   “El Potaje” era un delincuente típico de la ciudad. Se llamaba Leonardo Gómez Mora y nació en Huelva en 1909.

   En su actividad no encontramos ni idealismos, ni causas políticas que lo inspiraran. Apenas si existió afán de lucro, porque “El Potaje”, acosado continuamente por los guardias del orden público, solo pudo reunir unas cuantas pesetas.

 Pero, veamos su vida:
   Anteriormente se indicaba que nació en nuestra ciudad en 1909. A los 8 ó 9 años, “El Potaje”, un muchacho desgarbado, empieza a trabajar en la Confitería “La Victoria”, ubicada en la calle Palacio hasta finales de los noventa, donde estuvo muy poco tiempo; más tarde, lo hace en la Panadería “Rechina”, en la calle San Sebastián.

   Tenía cuatro hermanas (María, Rosario, Carmen y Francisca) y un hermano, Manuel, que fue vendedor de corbatas en Sevilla, y que tras enrolarse en la Legión caería heroicamente en uno de los episodios de nuestra guerra civil.

   La primera fechoría de “El Potaje” ocurrió así:
   Siendo Leonardo un muchacho que se fue a coger caracoles al Cementerio Viejo, en aquel tiempo ubicado en la calle San Sebastián. Le acompañaban “El Porras” y Orellana. De improviso empezó a diluviar y los tres amigos se cobijaron bajo un árbol que estaba frente a la puerta. Ante el arrecio del agua que caía, se pegaron a la cobertura de acceso a una salita, que ante la presión de los tres cuerpos se abrió. Tras pasar a su interior, curiosearon y vieron encima de una mesa el libro de registros de difuntos y, ante su sorpresa, encontraron en sus páginas una enrome cantidad de billetes de curso legal.

   Era una elevada suma que se repartieron equitativamente y a la que dieron distintas finalidades: Orellana lo guardó en su casa de Viaplana; “El Porras”, en una cochinerqa que había detrás de su vivienda, pero, “El Potaje” lo gastó en fiestas y en lujos. Ante tal derroche siguiéronle la pista, lo detuvieron y tuvo que confesar su robo.

   Esa fue la primera y última fechoría de Orellana y de “El Porras”, que vivieron el resto de sus vidas respetando la ley, pero, en cambio, fue el inicio de la carrera delictiva de “El Potaje”.

   Su padre, moguereño e invidente, bebía mucho alcohol; por ese motivo, la madre se trasladó con sus seis hijos a Sevilla. Años más tarde, según me asegura uno de sus colaboradores, su padre “murió de un golpe de sangre producido al arrancar una mata de patatas”.

   En Sevilla, Leonardo mató a un tal Victoriano, matón y propietario de la taberna “Las Tres Columnas”, sita en la calle Ancha de la Feria.

   Su familia regresa a Huelva y el sale huyendo de la capital hispalense. Es recogido por un moguereño que vivía en la calle San Andrés, bastante permisivo ya que “El Potaje” comenzó por las noches a cometer robos.

   Su triste popularidad la consigue con un hurto en la casa de los Pérez de Guzmán.

   A este siguen otros robos espectaculares como el que pertrechó en el Gran Teatro y del que salió felizmente al escapar por las azoteas hasta alcanzar la vivienda del farmacéutico Cordero Bel, ubicada en la calle Arquitecto Pérez Carasa, portando a cuestas un saco con vajillas y otros utensilios de plata.

   Un golpe fallido, y por las circunstancias que concurrieron el más conocido, lo dio, en compañía de “El Silva”, “El Amarillote”, “El Chino”, etc., en un establecimiento de La Placeta. Algún testigo dio aviso a las autoridades o quizás advirtieran agentes del orden público algo sospechoso, el caso es que se dio paso a un nutrido tiroteo que se prolongó hasta el inicio del Paseo de la Independencia.
   Allí le dijo “El Silva”:
“-¡Leonardo, qué malo me he puesto! E inmediatamente cayó, exánime, al suelo. “El Silva” tenía una herida mortal en el pecho. Se lo echó al hombro, mientras con la mano libre disparaba a sus perseguidores. Tras llegar al Hospital de la plaza de la Merced, dio varios aldabonazos y dejó en el umbral a su compinche para que fuera atendido. Momentos más tarde moría “El Silva”.

   Su fama le hizo, a los ojos de los carnavaleros, merecedor de una canción que decía:


Y el afortunado Silva
la otra noche falleció
en el Hospital de Huelva
con mucha pena y gran dolor.
Por la cárcel lo pasaron
“pa” que sus amigos lo vieran
y entre arrepentimientos y dolor
este consejo les diera:
“Amigos del corazón
y del alma compañeros,
quitaros los malos vicios
de ladrones y pistoleros.
Y cuando salgáis a la calle
poneros a trabajar
que el trabajo es la honra
de toda la humanidad”.


   "El Potaje” se refugió en casa de una tía que vivía en Viaplana. Allí se personó la policía que, tras intimidarlo a la rendición lo detuvieron sin que ofreciera resistencia.

   Esta captura conmocionó la opinión pública de Huelva y en los Carnavales de 1932 surgió esta canción:


“El quince del mes pasado
ustedes recordarán
que cogieron al “Potaje”
ese famoso ratero.
Estando acostado en su cama
en el barrio de Viaplana,
la policita ha rodeado
aquel recinto pistola en mano.
Lo cogieron y lo esposaron,
y al jefatura
se lo llevaron
y allí declararon.
El muy tranquilo ha contestado:
“Que no me achaquen
a mi tantas cosas
porque de algunas soy inocente,
de mi oficio abundan muchos
con levita y con bastón
y se sientan en el Congreso
y discuten con coraje
lo de la noble nación
y no se llaman “Potaje”.


   Tras ingresar en la prisión de Huelva fue más tarde trasladado a Sevilla, donde fue juzgado y condenado.

   “El Potaje” fue un tipo novelesco con alma de árabe, que amaba los peligros, que confiaba en su agilidad, en su pistola y en su puñal. Fue un hombre que tuvo unas circunstancias presididas por la pobreza, por la fatalidad; fue un personaje tatuado con la vitola de la mala suerte, que tenía su destino en vivir sufriendo. Hasta incluso tiene mala suerte en el recuerdo que dejó para la posteridad ya que con su historia queda demostrado que no todos los que han vivido fuera de la ley tienen esa aura legendaria que el paso de los años engrandece, como fueron los casos de Luís Candela y José María “El Tempranillo”


Fuente: Aquellos Incomparables Carnavales de Huelva (1988) / Antonio José Martínez Navarro

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