lunes, 27 de octubre de 2008

1902-FANTASIA - CARNAVAL (Narrativa)



Temblorosa, ideal, la serpentina que aquella mano aguantada lanzó, describió una trayectoria elegante y desenvolviéndose, cayó al suelo, quedando pendiente de las ramas de un árbol.

Temblorosa, ideales, como cintas magníficas, azules, rojas, verdes, amarillas, blancas, colgaban retorcidas, oscilando, desfalleciendo, ...hilos que parecían transmitir y sujetar, la alegría que se respiraba en el ambiente.

En el estruendo soberbio de las trompas, de los gritos, de las carcajadas, una voz aguda parecía constantemente repetir: Carnaval! Carnaval! Gloria al Carnaval! Hurra!...

Los confettis en impalpable lluvia caían tornasolando el aire, amorosa y blandamente, llenándolo todo, envolviéndolo todo, formando tapiz primaveral en el suelo con sus colores vívidos.

Y la tromba de los locos, en extraña mezcla, de trajes de épocas, ruidosa, cuyo camino nadie podía precisar y cuyo término nadie podía presumir, giraba alrededor de un vértice desconocido, en flujo y reflujo, derramando espumas de encajes, de senos blancos, de voces argentinas, despidiendo chispazos de luz las gemas valiosas que centelleaban como estrellas, chispas lívidas...

...Musa, arrastrando su traje de raso blanco, altiva la cabecita, luciendo entre las negras guedejas joyas mil, cuando tu seno oculto por las flores, y tu corazón hinchado por la sangre palpiten, dame tu pequeña aguantada mano, abre los labios rojos, modula una frase, mírame, e iremos a formar parte del minuet con las otras figuras hijas como nosotras del Carnaval.

Asidos de la mano, discurriremos por los salones al alegre son de los amables violines...Un poco de cortesía...Nos inclinaremos ante las otras parejas y cambiada la sonrisa de paz, seguiremos visitando la fiesta, tu pequeña enguantada mano sobre la mía, tus ojos negros fijos sobre los míos.

He aquí que Pierrot se acercará temblándole el nervioso cuerpo bajo los hábitos blancos, con la pálida cara contraída, los labios secos, los ojos furiosos...Te hablará de su amada la Luna...Pobre soñador!.
Enseguida vendrá Colombina, la hermosa Colombina, albura y rosa: de piernecitas delgadas y pechos de niña, colgando de sus labios la adorable sonrisa, con sus ojos azules, inocentes...Buscará a su amante...Pobre coqueta!.

Llegará luego Arlequín; es de la farsa napolitana, del país de la luz, del país del sol que quema; moreno, con labios incitantes, y ojos profundamente dominadores; parece un asesino porque es capaz de matar y resulta bello porque es capaz de amar...Como busca entre el cortejo...Está celoso!.

Salve Polichinela, criatura deforme, dios de la risa; salve Momo con jorobas, marido burlado, hombre ridículo. Bien suenan sus cascabeles. ¿Es la locura o la locura viene con el?. Las narices se clavan en su barba. La mueca de sus labios es para hacer llorar y hace sin embargo reír.
¿Que lleva debajo del brazo?
-La tranca...Soberbio argumento!

Oh, Musa, si quieres bailar después de este desfile de personajes nada te extrañará en el concurso. Pon tu enguantada mano sobre la mía, abre los labios jóvenes, modula una frase, mírame, e iremos a formar parte en el minuet.

A los acordes de los violines, discurriremos entre pastores y reinas, entre santas y cortesanas, entre príncipes y verdugos, entre ciudadanos y esclavos... Un poco de cortesía.. Rientes nos inclinaremos para seguir después nuestra marcha triunfal.

Y cuando el champaña se vierta a borbotones de los plateados cuellos de las botellas, cuando los amantes rueden por el suelo abrazados, cuando la multitud borracha ande a traspiés, entre la algarabía de los violines, el rugir de las trompas, las sonoridades de las guitarras, apagados contra un muro, veremos -qué placer!- como Colombina se burla de Arlequín, como Polichinela aporrea a Pierrot...

En la calle, aparecieron las carrozas, como trofeos babilónicos, arrastrando las sedas, cuajadas de flores, incandescentes de piedras finas.
La multitud entusiasmada prorrumpía en vocerío formidable.
Volaban las serpentinas, llovían los alegres confettis, mezclados con esencias, guirnaldas de flores yacían en el suelo pisoteadas entre fragmentos de mandolinas y de áureos tirsos...
La plebe aullaba enardecida...Sangre! -Dos hombres arremetiéndose a navajazos; cayó ensangrentado uno...Junto desfilaba arrastrado por lujosos caballos una corbeille de cocotas, que arrojaban ramitos de violetas en todas direcciones...

Y en el estruendo soberbio de las trompas, de los diálogos, de las carcajadas, una voz aguda parecía constantemente repetir: Carnaval! Carnaval! Gloria ala vida! Hurra!.



Alfredo Blanco.


Fuente: HERALDO DE HUELVA / Año II Núm.34 / Viernes 21 de Febrero de 1.902

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