miércoles, 10 de abril de 2013

1983-NACIMIENTO Y DIFUSION DEL CARNAVAL

CARNAVAL HUELVA / CARNAVAL COLOMBINO "Por Blas Miguel Hernández"
   
1911-Coso Blanco (Huelva)
¡Quién no recuerda la alegría, la jocosidad y pompa de los pasados, ya remotos carnavales de Huelva capital! Como una película gastada por su continuo pase, lo conservan quienes como en vídeo, son capaces de reproducir escenarios donde las multitudes mascaradas y carnavalescas disfrutaban con los desfiles de las murgas, comparsas y cosos blancos. El Carnaval como manifestación festiva popular tiene su ensamblaje con las mascaradas de otros pueblos de la más remota antigüedad.

   En la central de la península italiana bañada por el Mediterráneo comienza por la Edad Media a celebrarse unas fiestas populares los tres días que preceden al miércoles de cenizas, y que consistía en mascaradas, bailes y otros muchos regocijos de bufonadas, propios de la festividad.

   Esta expresión alegre y burlesca publica italiana que se llamó carnaval, puede considerarse como una reminiscencia de la históricas "saturnales romanas", fiestas en honor al dios Saturno. Dios latino que presidió la vida agrícola en la península mediterránea, identificado como el dios Cronos griego. La fiesta tenía lugar a mediados del mes de diciembre, con una duración de siete días.

   Esta actividad de mascarada popular con su abanico folklórico, que tiene como pionera del Carnaval de nuestro tiempo a Italia, tuvo ya en temprano, su marco en la clásica Roma y otras ciudades italianas, Florencia, Nápoles y de manera especial la Venecia turística, con una valoración festiva extraordinaria.

   Fue la Italia clásica el centro de expansión del Carnaval, tal como lo conocemos actualmente, de ella pasó a las naciones europeas de Francia y Alemania, siendo digno de mención especial los carnavales de París y Colonia. En nuestro tiempo son escenarios grandiosos que hacen olvidar de momento, las crisis económicas y los problemas sociales, celebrándose con categoría de universalidad en el viejo continente, Niza y el iberoamericano Río de Janeiro. Localidades estas, donde los carnavales alcanzan cotas insospechadas de colorido, musicalidad y magnificencia.

   Nuestro país, con una difusión turística bien programada por todos los medios de comunicación social, va consiguiendo llamar la atención dentro y fuera de nuestra geografía nacional. Sus marcos ecológicos encuadran perfectamente con las mascaradas individuales y colectivas: tunas, comparsas, murgas, corros, etc., serias unas, chispeantes y burlescas otras, desfilan por las capitales del maravilloso enclave atlántico de las Islas Canarias.

   Al mismo nivel de publicidad celebra la región andaluza su carnaval en Cádiz. Esta histórica ciudad, mirador del Atlántico, con su idiosincrasia andaluza innata, la mascarada ofrece espectáculo maravilloso en sus cortejos. La Tacita de Plata
ha incorporado al carnaval una dinámica a su modo, que la codifica por su espectacularidad en el Teatro Falla, de interés turístico nacional.

   A la zaga del carnaval gaditano, con idéntico colorido, musicalidad, magnificencia y entusiasmo público en el recorrido, desfilan los cortejos lujosos de las mascaradas en los pueblos onubenses marineros, de Isla Cristina y Ayamonte, que rivalizan amistosamente por ofrecer a foráneos, visitantes y nativos, la espectacularidad solemne y festiva al mismo tiempo, de sus extraordinarios carnavales.

   Ayamonte e Isla Cristina dos balcones, dos escenarios carnavalescos en el marco litoral de la singular "Costa de la Luz", abren sus puertas hospitalarias a todos los públicos, ofreciendo la vivencia maravillosa de sus carnavales, con la impronta de nuestro andalucismo, sello que potencia nuestra manera de ser y obrar dentro de la unidad nacional.

Francisco Carrión Díaz
Diario ODIEL / Miércoles, 2 de febrero de 1983

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