Hoy vuelvo a ser la Candelillas, sí, aunque solo sea en el recuerdo. Mis pupilas aún tienen marcadas las gigantescas llamas de aquel día, cuando después de muchos años de luto por el Choco de mi carnaval, pude prenderle fuego y culminar una fiesta que llevo en el corazón desde hace tanto tiempo, que ya no puedo acordarme.
Negro luto risueño, que tras bailar su "pena" por las calles de Huelva, se derrama de brasas carnavaleras. La viuda alegre, la picantona, la desconsolada, el viudo triste y también desconsolado, todos detrás del anfitrión de la fiesta aunque la noche continué sin el festejando su quema.
Cenizas de fantasía callada, de sones bailables y de copas alegres que, como el ciclo de la vida o las golondrinas, vuelven siempre cada Febrero.
A mí me tocó el año pasado formar parte de esta fiesta dando vida a este personaje cada vez más arraigado en nuestra fiesta, lo disfruté y lo sentí. Porque yo he sido "del Entierro del Choco" de su alegría e inhibición, de su desfachatez y sinvergonzonería graciosa, de su llantina gritona. He sido viuda y llorona. Porque... ¿Quién no le va a llorar a un ser que tiene ocho "tenta-culos"?
Ser la Candelillas, es escribir con letras de fuego THE END en nuestro Carnaval Colombino en curso.Encerrar con un cerrojo a Don Carnal en el corazón de los onubenses hasta que sus cenizas vuelvan a recomponerse tornando a un nuevo carnaval, al año siguiente.
¡Que la candela de la fantasía nunca se apague!
Manoli Moreno Robles
Candelillas 2017
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