Como un león en su jaula bosteza el dios Momo en su trono. La verdad sea dicha, no le bastaban las solemnidades de sus representantes de Río de Janeiro, en Venecia o en la misma Iberia, donde sus palaciegos, en Cádiz, Tenerife o Isla Cristina, lo estaban haciendo muy bien; él siempre recordaba con cariño aquel trocito de tierra llamado Huelva, donde era huésped bien recibido y mejor agasajado por sus frecuentes visitas.
Dejó su Olimpo de humor y lascivia y con sus poderosas alas quedó suspendido en el aire muy cerca de aquella Ciudad poseedora de dos ríos, azul y cobrizo, que tanto le cautivaba. Y, con su intervención, en 1983, comenzaron a surgir los núcleos carnavaleros y a fiesta de Colombina y Pierrot…
Han pasado 18 años de sacrificios, de lucha, de esfuerzos. Un avance de cada año sobre el anterior. Ni un instante de desmayo o desesperanza por parte de la gran familia carnavalera de Huelva. Siempre la hidalga calidad humana inspirando actos y palabras a favor de nuestras Fiestas de Febrero.
En este año que alborea el nuevo milenio, mi exhortación a todos para que formemos una compacta cohorte, un abigarrado ejército carnavalino para que inundemos disfrazados nuestras calles y plazas, para que, en definitiva, gocemos de las excelencias de las Carnestolendas.
Antonio José Martínez Navarro.
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