Señoras y señores, prepárense, porque amo a cambia er carnaval, donde tiene cabida todo el mundo, los maoilillos, los yernos, los mentirosos, aunque sean enemigos íntimos, siempre estaremos juntos, eternamente a tu vera y sin previo aviso en tu piso, colgaita en tu azotea, entre tanga y calzoncillos dinerito pal bolsillo, así que se acabo el pozo de los lamentos donde el predicador justiciero que es la razón de mi locura a contratiempo los que lo meten colocao y los creyentes de los frikis gustones (una raza superió) porque se toman una sobredosis de viagra para la fiebre del sábado noche (mira quien baila) y la niña con la ley de los desobedientes siempre estarán atentos a lo que se cuenta de la noche, de las leyendas urbanas donde los onubenses (1833) se convierten hablando con los saturninos en los parlanchines comiéndose los dulces, así que todos dispuestos para el levantamiento de el batallón de la alegría que dirigirá Giacomo Casanova, el sevillano y todos juntos irán a la cueva de los valientes, ese Gran Teatro, donde en sus rincones se convierte en la guarida del capitán canalla y seguramente los bienaventurados tendrán el premio y no quedaran los segundos, así que vamos a quedar de cantar hasta los juegos menos mal que tendremos a una comparsa mixta segoviana “aires de acueducto” que se dará un baño en el charco de los patos y actuaran todos como el capitán de la playa y así todos, los moltocontenti harán de los caricatos cuando viajaron a las montañas, donde por cierto, en las montañas rocosas nos volvimos mariposas si te vienes te la pelo, resulta que las divinas y las cantamañanas, siempre le cantaban a los canteros y a los berberiscos, vaya lío, todos juntos donde los bodegueros hacían su agosto, así todos evitamos a los hundíos por una regulación de empleo como me veo aunque los hombres del taco y los del banco iban a Marina Dó así que servalamari con yo y los mismos y los paparruchas a pagafantas... los hombres a los que no amaban las mujeres y utilizaban la banda de los metralletas con la compañía del sargento alegría donde la pandilla del gallinero se convertía en una vorágine donde en estos carnavales la tienda de los sueños hacia el coleccionista de risas se vendrá a Andalucía y punto.es.
Juan Antonio Quintero
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